Alrededor de pequeños cuentos de hadas es una de las mezclas más fascinantes que he encontrado en mucho tiempo. El clarinetista Gianiluigi Trovesi (quien también maneja un saxo alto en ocasiones) aquí al frente de una orquesta de 23 piezas, la Orchestra da Camera di Nembro Enea Salmeggia, bajo la dirección del arreglista Bruno Tommaso. Hay bastantes violines y otras cuerdas incluidas, incluso hay un arpa. La mayor parte de lo que tocan está escrito por Trovesi, aunque hay algunas otras cosas, incluyendo un par de viejas melodías anónimas de Nápoles, ¡que datan de los siglos XIV y XVI!
La del siglo XVI, «Sia maledetta l’acqua», da comienzo a este disco que, comprensiblemente (considerando también la orquestación), tiene desde el principio un aire sonoro clásico. Los originales de Trovesi, sin embargo, a menudo no son menos pesados, aunque en «Sia maledetta» y en otros lugares, su clarinete puede y lleva los procedimientos de los tribunales de Nápoles a las calles de Nueva Orleans y viceversa. También puede, como en «La maschere: Pierrot», acercarse a los gritos apasionados de Dolphy, mientras la música alcanza una percolación de media a fuerte antes de estrellarse de cabeza contra un gong. Esta pieza es en realidad una mini epopeya en tres partes, ejecutada en seis minutos y medio y que contiene en ese pequeño espacio una impresionante extensión de texturas y estados de ánimo.
«Dance for a King» es más enfocada y dinámica, con Trovesi entablando un diálogo con toda la orquesta y gritando apasionadamente sobre el tenue pero intenso telón de fondo que proporciona la orquesta. Abre «La pazzia» solo con el clarinete bajo antes de dar paso a un solo de violín lúgubre y completamente clásico de Stefano Montanari. Su intercambio es demasiado breve aquí. La sensación clásica impregna «C’era una strega, c’era una fata» aún más a fondo, ya que la sección de cuerdas y Montanari llevan la pieza bastante lejos sin un pío de Trovesi (quien finalmente hace una aparición silenciosa).
La siguiente pista, sin embargo, «Verano», tiene una sensación abierta de jazz/blues, que recuerda un poco a «Olé» de Coltrane. Trovesi toma su saxo y toca algunas líneas orientales, retomadas hábilmente por Andrea Dulbecco en un solo de vibraciones. Pero con «Illimani» volvemos a la Nápoles clásica, cortesía de la flautista Ombretta Maffeis y la oboeista Giuseppina Gerosa. Elena Corni está en esta pista con arpa, lo que la hace sonar un poco como una banda sonora de Disney, pero Trovesi ayuda a la orquesta a mantener sus amarras. Luego sigue otra ambiciosa suite de varias partes para cerrar el disco: «Ambulat hic armatus homo». Este registra trece minutos y medio, el doble de tiempo que «La maschere: Pierrot» y, al parecer, con el doble de variaciones de tono y estado de ánimo. Un final apropiado para un disco ambicioso y en gran parte exitoso.